En la Asociación Alcalareña de Educación Especial, el flamenco no es solo música ni baile: es parte de nuestra vida, de nuestra tierra y de nuestra forma de sentir. Para celebrar el Día del Flamenco, nos organizamos en pequeños grupos y respondimos a un cuestionario que nos ayudó a expresar qué significa esta tradición para cada uno.
De esas respuestas sinceras, llenas de recuerdos y emociones, nace este texto.
¿Qué es para nosotros el flamenco?
Para muchos de nosotros, el flamenco es algo bonito, algo que nos hace sentir bien nada más escucharlo.
Es baile, energía, fuerza y alegría, una música que se mete en el cuerpo y nos invita a movernos.
Para algunos es emoción, para otros es tranquilidad, pero para todos es sentimiento.
Nuestros palos favoritos
Entre todos los grupos, aparecen muchos estilos distintos, cada uno con su carácter:
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Sevillanas, el baile que muchos aprendimos desde pequeños.
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Bulerías, llenas de energía y gracia.
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Fandango, soleá y alegrías, cada uno con su ritmo y emoción particular.
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Incluso estilos navideños como la Navidad de Jerez, que nos trae recuerdos familiares y ya se acerca.
El flamenco tiene muchos caminos, y cada uno conecta con nosotros de manera especial.
Lo que sentimos con el flamenco
Las emociones más repetidas fueron claras:
alegría, orgullo, fuerza, emoción y sentimiento.
Escuchar flamenco nos hace venirnos arriba.
Bailarlo es como soltar lo que llevamos dentro.
Y cantar, aunque sea bajito, nos ayuda a expresar lo que a veces no sabemos decir con palabras.
Ole!!
Nuestros recuerdos flamencos
Algunos recordaron momentos vividos en la propia asociación, como actuaciones o talleres.
Otros hablaron de ferias, fiestas, rumbas de infancia y bailes compartidos con amigos y familia.
Una de las anécdotas más bonitas fue la visita del artista Pascual González, que vino a cantar a la asociación y dejó un recuerdo muy especial.
También hubo quien recordó el orgullo de bailar sevillanas cuando era pequeño.
El flamenco, al fin y al cabo, está en nuestra memoria y en nuestras historias.
Nuestros artistas preferidos
Entre los nombres que mencionamos estaban:
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Camarón de la Isla
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La Niña Pastori
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Las Hermanas Villau (paisanas, de Alcalá de Guadaíra)
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Miguel Poveda
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Manolo Rebollo
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El Farru
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Las Carlotas
Cada artista aporta algo distinto: voz, duende, fuerza, tradición… Pero todos comparten la pasión por este arte tan nuestro.
La vestimenta del flamenco
El flamenco también se reconoce en su ropa y complementos, que son casi un símbolo de fiesta:
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Vestidos de flamenca
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Mantones
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Abanicos de colores
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Flores y complementos
Ver esos colores y esos tejidos ya nos pone en ambiente, como se dice en nuestra tierra “más alegre que un lunar”.
Actuar ante otras personas
Varios compañeros han bailado o actuado alguna vez en público.
Las palabras más repetidas fueron alegría, orgullo y nervios bonitos.
El flamenco tiene eso: nos da respeto, pero también nos impulsa a mostrarnos tal y como somos.
Lugares que nos recuerdan al flamenco
Los grupos mencionaron sitios que forman parte de la vida andaluza:
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La feria
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La peña flamenca del pueblo (“Peña Soleá”)
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La casa, escuchando música
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Actuaciones o salones donde se baila
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Cualquier espacio, incluso en la calle, donde suenan palmas o una guitarra
Porque el flamenco puede surgir en cualquier rincón donde haya ganas y emoción.
Lo que hemos aprendido juntos
Después de leer todas las respuestas, descubrimos algo precioso:
el flamenco no es solo un arte… es una forma de sentir, de compartir y de vivir.
Hemos aprendido que:
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El flamenco nos une.
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Nos hace expresar emociones reales.
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Nos conecta con Andalucía, nuestra cultura y nuestras raíces.
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Nos recuerda momentos felices y crea otros nuevos.
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Es alegría, fuerza, pasión y también ternura.
Una palabra para describirlo
Cada grupo eligió una o varias palabras.
Las que más se repitieron fueron:
Arte – Pasión – Fuerza – Alegría – Emoción – Sentimiento
Todas juntas forman una definición perfecta del flamenco… y de lo que significa para nosotros.
Como conclusión, en la AAEE celebramos el flamenco porque forma parte de lo que somos.
Porque nos llena de energía, porque nos conecta con nuestra tierra y porque en cada compás encontramos una parte de nosotros mismos.
Ojalá este pequeño trabajo en grupo sirva para recordar que el flamenco sigue vivo mientras haya personas que lo sientan, lo bailen, lo canten o simplemente lo disfruten.
Y en nuestra asociación, eso nunca falta.