🔹 1. Conoce sus fortalezas, no solo sus dificultades
A menudo nos enfocamos en lo que los estudiantes «no pueden hacer», pero conocer sus intereses, talentos y formas preferidas de aprender puede marcar una gran diferencia. Usar sus fortalezas como punto de partida genera confianza y motivación.

🔹 2. Adapta, no simplifiques
La inclusión no significa bajar el nivel, sino modificar la forma de enseñar para que todos puedan acceder al contenido. Esto puede implicar cambiar los materiales, el formato de las actividades o la forma de evaluar.

🔹 3. Establece rutinas claras y predecibles
Los estudiantes con NEE, especialmente aquellos con autismo o TDAH, se benefician de estructuras consistentes. Las rutinas brindan seguridad y reducen la ansiedad.

🔹 4. Utiliza apoyos visuales
Los recursos visuales ayudan a organizar la información y mejorar la comprensión. Son especialmente útiles para estudiantes con dificultades en el lenguaje oral o auditivo.

🔹 5. Da instrucciones claras y paso a paso
Evita instrucciones largas o abstractas. Utiliza frases simples, directas y divide las tareas en pequeños pasos. Si es necesario, acompaña las instrucciones con ejemplos o demostraciones.

🔹 6. Refuerza positivamente
El refuerzo positivo motiva, genera autoestima y fomenta la participación. No se trata solo de premiar, sino de reconocer el esfuerzo, el progreso y la constancia.

🔹 7. Fomenta la autonomía
No sobreprotejamos. Es importante que los estudiantes con NEE tengan oportunidades para tomar decisiones, resolver problemas y aprender de sus errores con apoyo, no con sustitución.

🔹 8. Trabaja en equipo con otros profesionales y la familia
El abordaje interdisciplinario es clave. Compartir información entre docentes, terapeutas, orientadores y familia permite brindar apoyos más coherentes y eficaces.

🔹 9. Sé paciente y flexible
Cada día puede traer desafíos. A veces lo que funcionó ayer no sirve hoy, y está bien. La clave está en ajustar estrategias y mantener una actitud de escucha y comprensión.

🔹 10. Escucha y valida sus emociones
Antes de aprender, el estudiante necesita sentirse seguro y comprendido. La conexión emocional es la base del aprendizaje. Validar lo que siente, aunque no siempre lo pueda expresar con palabras, es esencial.

Conclusión:
Apoyar a un estudiante con NEE no es tarea de una sola persona. Es una responsabilidad compartida, basada en el respeto, la empatía y la convicción de que todos los niños y niñas pueden aprender, si les damos las herramientas adecuadas.

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